domingo, 13 de enero de 2008

Crisálidas



A veces el mundo parece ser demasiado grande y nos sentimos tan perdidos q necesitamos un sitio donde escondernos, en donde estar seguros. Otras, en cambio, se hace particularmente pequeño, y no conseguimos poner suficiente tierra de por medio con nuestros recuerdos pasados, convertidos en miedos presentes.

Por ello, como mariposas en crisálidas, nos envolvemos en una segunda piel, fina, transparente, fría, como si fuera de cristal, casi imperceptible. Un cristal q si bien nos permite ver, oír, tocar, no nos dejará ver más allá de lo q tenemos justo delante, oír el lenguaje oculto de las palabras, o notar el calor de una caricia. Es decir, podremos vivir, sí, pero no viviremos con la pasión suficiente para querer seguir viviendo.

Encerrados en nuestros propios palacios de hielo, olvidamos pronto las razones por las cuales decidimos olvidarnos del resto del mundo. Suele pasar q esas razones, las mismas q nos hicieron huir, las q nos hicieron salir corriendo, son las únicas q nos pueden hacer volver.



"Entonces la pequeña Gerda lloró lágrimas ardientes, q cayeron sobre su pecho, se abrieron paso hasta su corazón, deshelaron el bloque de hielo y disolvieron el diminuto trozo de cristal en él.

Entonces Kay estalló en sollozos: lloró hasta q el granito de espejo salió de sus ojos, la
reconoció y dio un grito de júbilo:
- ¡Gerda, querida, pequeña Gerda! ¿Dónde has estado todo este tiempo? ¿Y dónde he estado yo?


La reina de las Nieves
H.C. Andersen


La vida no es más q una concatenación de hechos. Y esos hechos no tienen razón de ser si no se les da razones para que sigan existiendo. Si no encontramos un motivo, todo carecerá de sentido, y sólo veremos la vida pasar.

Yo, desde mi crisálida de sal marina, no quiero seguir sólo viendo mi vida pasar.



4 comentarios:

Soy ficción dijo...

Uis, convergencia de temas, q curioso...

Por cierto gracias por el libro, un detallazo :D

J.Himilce dijo...

Motivos u objetivos... son las misma cosa, no? Lo importante es no perderse ni abandonar la búsqueda... y por supuesto aprender a valorar lo q realmente importa.

No tienes q darme las gracias, me alegro de q te gustara.

Madame Vaudeville (Chus Álvarez) dijo...

Qué cosa más linda!!! Me encantó el extracto de La reina de las nieves. Y sus palabras, claro. Tantas veces me he sentido chiquitina, perdida como una huella dactilar en el cristal de un rascacielos... También yo hablo de miedos en el cabaret.
Pero hay que buscarle un sentido a la vida, vivirla al cien por cien aún como huellita, y sonreir siempre, derritiendo esos bloques de hielo a los que llamamos miedo.
Muchos besos ricos (y cálidos)

J.Himilce dijo...

Toda huella tiene un dedo q le corresponde... y el dedo una mano... y la mano un brazo... etc. Todos formamos parte de algo, aunque a veces cueste trabajo saber de qué, y nos sintamos perdidos en nuestros propios miedos. Pero hay q superar esos miedos, y reír y llorar... q todo eso (incluido los miedos) es vivir.

Un beso.