viernes, 25 de mayo de 2012

y Esperanza

- ¿Queréis decir por qué finjo? Es muy sencillo -contestó-. A ciertas personas no les gusta mi manera de vivir. Bien, yo podría mandarlas al infierno, si no les gusta no les importa. Pero no las mando al infierno, ¿comprendéis?...
Dill y yo contestamos al unísono:
- No, señor.
- Procuro proporcionarles una explicación, ya veis. La gente se siente satisfecha si puede encontrar una explicación.
- Pero no está bien, señor Raymond, que se finja más malo de lo que ya es.
- No está bien, pero a la gente le resulta muy útil. Entre nosotros, señorita Finch, yo no soy un gran bebedor, pero los demás nunca comprenderían que vivo como vivo porque así quiero vivir.
Jamás me había topado con alguien que quisiera deliberadamente desacreditarse. Pero, ¿por qué nos confiaba su gran secreto? Se lo pregunté.
- Porque vosotros sois niños y podéis comprenderlo -dijo- y porque he oído a éste... -y con un ademán de la cabeza indicó a Dill-. Las cosas del mundo aún no lo han corrompido del todo. Deja que se haga un poco mayor y ya no sentirá asco ni llorará. Quizá crea que las cosas no están... digamos, del todo bien, pero no llorará; cuando tenga unos años más, ya no.
- ¿Llorar por qué, señor Raymond?
- Llorar por el infierno puro y duro en que unas personas hunden a otras... sin detenerse a pensarlo siquiera.


Matar a un Ruiseñor - Harper Lee


Si hay una razón para leer Matar un Ruiseñor, es la necesidad que tenemos de reconciliarnos con la condición humana.
Porque no deberíamos dejar de ver el mundo con los ojos de un niño, porque deberíamos saber ponernos en el lugar de los demás... tengamos esperanza.


2 comentarios:

Soy ficción dijo...

:D Exacto. Me alegra que te haya gustado.

illeR dijo...

Anotadisimo para cuando acabe historia de dos ciudades