No permitamos que haya
impedimentos a la unión sincera.
El amor no es amor si varía
cuando encuentra alteración
o si se inclina
con el cambiante que cambia.
Es la base fija que contempla
tempestades y nunca se agita.
Es la estrella
de cada ladrido errante,
cuyo valor es desconocido
aunque su altura se conozca.
El amor no es un juguete del tiempo
como las mejillas rosadas.
Nunca envejece.
No lo vence la muerte.
El amor no se altera
por unas breves horas o semanas,
sino que permanece
hasta el filo de la desgracia.
Si esto es un error, si estoy
equivocada, no existe la poesía,
y ningún hombre ha amado jamás.
William Shakespeare