- Ven, te voy a llevar a un sitio secreto.
- Secreto... qué interesante...
- Sí, ven, es por aquí.
- ¿En la azotea?
- Sí, justo ahí.
- No me dirás en serio que suba ahí arriba.
- Sí. Subo yo y ahora tú. Venga, apóyate ahí, y dame la mano. Eso es, ves, ya estás.
- Estás loco.
- Lo sé. Pero aunque no lo creas, el estar aquí arriba en el tejado, aunque sólo sea dos metros de donde sube el resto de la gente, me hace sentir... me hace sentir...
- Sí... te entiendo... como si no fueras uno de ellos.
- Secreto... qué interesante...
- Sí, ven, es por aquí.
- ¿En la azotea?
- Sí, justo ahí.
- No me dirás en serio que suba ahí arriba.
- Sí. Subo yo y ahora tú. Venga, apóyate ahí, y dame la mano. Eso es, ves, ya estás.
- Estás loco.
- Lo sé. Pero aunque no lo creas, el estar aquí arriba en el tejado, aunque sólo sea dos metros de donde sube el resto de la gente, me hace sentir... me hace sentir...
- Sí... te entiendo... como si no fueras uno de ellos.
4 comentarios:
:) Esas pequeñas cosas son las que nunca deben perderse.
Nunca :)
Lo mejor es la frase final. Bueno, y el hecho en sí de subirse a los tejados :) MUA!
Me ha recordado a una parte de el libro "en picado" de nick hornby, solo que ellos suben al tejado para suicidarse, pero bueno ese es otro tema... anyway, aconsejo el libro!!
Publicar un comentario