martes, 19 de octubre de 2010

Cuando el Camello Perdió la Ilusión


Antiguamente el camello era un animal curioso que iba por la vida con los ojos muy abiertos. Por entonces vivía en una tierra en la que crecían hierba y manzanos. Pero un día abandonó su hogar y empezó a caminar durante mucho tiempo, hasta que llegó a la orilla del desierto.
- ¿Sólo hay arena? –pensó-. ¡No es posible, tiene que haber algo al otro lado!
Y siguió caminando. Se dirigió a la primera duna, y al ver que tras ella sólo había arena, siguió hasta la otra, y luego otra más. Siempre pensaba “seguro que detrás hay algo”. Pero sólo había más arena.
Cada vez estaba más sediento y cansado, y se le iban cerrando más y más los ojos. Y tras pasar otra duna, el camello perdió el ánimo que le quedaba.
- Detrás no hay nada. No hay nada.
Y aunque al pasar esa última duna se encontró en un oasis donde pudo beber y descansar, ya sus ojos estaban prácticamente cerrados y sólo pensaba: “Detrás no hay nada, absolutamente nada”.

Y desde ese día el camello no volvió a mirar con ilusión.


Hasta en el desierto más desierto hay oasis. Sólo hay que evitar cerrar lo ojos para poder verlos.


* Cuento tomado del libro "Así empezó todo. 34 Historias sobre el origen del mundo" de Jürg Schubiger y Franz Hohler.

5 comentarios:

Madame Vaudeville (Chus Álvarez) dijo...

Oh, qué historia más bonita!
Con los ojos abiertos de par en par, le abrazo. Este cuentito ha sido un oasis en mi duro día de hoy :)
Qué bien que ha vuelto tras las reformas en el blog, Himilce querido!!!! :)
Muchos besos

Soy ficción dijo...

Pobre camello!

illeR dijo...

Joooo, es supertriste : (
Aunque me han dado ganas de leer el libro, tiene buena pinta, ya me lo pasaras!!! : )

illeR dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
illeR dijo...

por cierto, estoy leyendo un libro donde hay un cementerio de los libros olvidados