“En pocas palabras: se trata de un gran espejo o de algo así, aunque no está hecho ni de cristal ni de metal. De qué, nadie ha podido decírmelo. En cualquier caso, cuando se está ante él, se ve uno a sí mismo… pero no como un espejo corriente, desde luego. No se ve el exterior, sino el verdadero interior de cada uno, tal como en realidad es. Quien quiera atravesarlo tiene que –por decirlo así- penetrar en sí mismo.”
La Historia Interminable
Capítulo VI
Las Tres Puertas Mágicas
Parecía que tras haber pasado la primera puerta todo sería más fácil. Sobre todo superar la segunda. Sin embargo no fue así. Fracasé ante ella. No pude asomarme a ese espejo mágico y aguantar mi propia mirada. Fui derrotado por ese reflejo, que no era más que yo mismo. Un yo que no me esperaba. Demasiado cobarde y egoísta. Y digo demasiado porque siempre fui consciente de mi cobardía. Pero no esperaba sucumbir ante mis propios miedos de esa forma. Salí corriendo. Huí desesperadamente. Quizá buscaba algo de valor o sólo trataba de no tener que enfrentarme con la verdad decepcionante.
La Historia Interminable
Capítulo VI
Las Tres Puertas Mágicas
Parecía que tras haber pasado la primera puerta todo sería más fácil. Sobre todo superar la segunda. Sin embargo no fue así. Fracasé ante ella. No pude asomarme a ese espejo mágico y aguantar mi propia mirada. Fui derrotado por ese reflejo, que no era más que yo mismo. Un yo que no me esperaba. Demasiado cobarde y egoísta. Y digo demasiado porque siempre fui consciente de mi cobardía. Pero no esperaba sucumbir ante mis propios miedos de esa forma. Salí corriendo. Huí desesperadamente. Quizá buscaba algo de valor o sólo trataba de no tener que enfrentarme con la verdad decepcionante.
Pero ya es hora de volver a ponerse delante de la puerta. Y superarla. Si luego encuentro la tercera, y llego al Oráculo, quizá haya tiempo todavía de recuperar un Reino de Fantasía para mi Emperatriz Infantil. O no. Pero… ¿debería dejar de intentarlo? No.
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