Cada vez con mayor frecuencia utilizábamos el pronombre nosotros. Es una palabra curiosa. Mañana voy a hacer tal cosa, se dice. o se pregunta al otro: ¿qué vas a hacer tú? Eso es lo lógico y fácil de entender. pero de repente decimos nosotros, y con la mayor naturalidad. <<¿Vamos en barco hasta las Langoyene a nadar>> <<¿O nos quedamos en casa leyendo?>> <<Nos ha gustado esta obra de teatro, ¿verdad?>> Y un día <<¡Somos felices!>>.
Al usar el pronombre nosotros ponemos a dos personas detrás de una acción común, casi como se tratara de un solo ser compuesto. En muchas lenguas se emplea un pronombre específico cuando se trata de dos -y sólo dos- personas. Ese pronombre se denomina dualis, o dual, que significa lo que es compartido por dos. Me parece un pronombre muy útil, porque a veces no se es ni uno ni muchos. Se es nosotros dos, como si ese nosotros no pudiera partirse.
Al introducir el dualis introducimos unas reglas completamente nuevas. <<¡Vamos a dar un paseo!>> Así de sencillo, nada más que cinco palabras que, sin embargo, describen un proceso cargado de contenido y que interviene profundamente en la vida de dos seres sobre la Tierra. Y no sólo se trata de un ahorro en número de palabras, sino también de un ahorro energético. <<¡Vamos a darnos una ducha!>> <<¡Vamos a comer!>> <<¡Vamos a dormir!>>. Cuando se habla así no necesitaremos más que una sola ducha, cocina o cama.
Joestein Gaarder - La joven de las naranjas.
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